Un éxito rotundo coronó la segunda edición del megafestival "Puerto Tango"
Por segundo año consecutivo, cielo y mar fue el marco ideal para vivir dos tardes donde el tango fue protagonista y anfitrión de un lazo cultural que crece y se consolida buscando convertirse en un clásico.
Los resultados superaron las expectativas de organizadores, artistas y público presentando en cinco horas diarias de programación una grilla de artistas en la que primó la juventud, el dinamismo y el género femenino. A pesar del calor agobiante de las primeras horas, el viento insistente y las bajas temperaturas que suelen acompañar los atardeceres junto al mar, el público dijo “presente” y acompañó cada propuesta con respetuoso silencio, fervorosos aplausos y mente abierta a las innovaciones dentro del género.
Con la conducción de las simpáticas Mariana García y Paola Marco, el sábado se inauguró una plaqueta en el monumento que evoca a Roberto Achával; la misma cuenta con un código QR que direcciona a los curiosos a la biografía del cantor.
El puntapié inicial fue un merecido homenaje a José Ángel Trelles, cantautor que se desempeñó en la orquesta de Ástor Piazzolla y permanecerá en la memoria de los argentinos por su valiosa obra. Trelles había fallecido hacía apenas unas horas. Seguidamente, la cantante whitense Andrea Bohn -que se ha volcado decididamente al género con gran profesionalidad- fue la encargada de inaugurar musicalmente el Festival.
A continuación se presentaron las estudiantes de la carrera de Canto Popular del Conservatorio Provincial de Música Leonela Vogel y Marianela Settimi que conjugaron en su repertorio tangos de los años ´40, ´60 y de autores contemporáneos, demostrando que la producción en el género no se ha detenido.
La tarde contó con bailarines como Karla Guidi y Miguel Bravo y Victoria Cuadrado junto a Enzo Somoza. Las piezas escogidas fueron un fiel reflejo de la permanente renovación que se vive en las pistas y que ha mantenido vivo al tango desde la primera hora.
Dos jóvenes talentos que hicieron su presentación oficial como dúo frente al gran público tanguero fueron Fiorella Guidi (voz) y Alejandro Pereyra (bandoneón) quienes ofrecieron una exquisita performance de tangos y valses clásicos.
La primera visita que llegó desde Buenos Aires cautivando al público presente, fue la del cantautor Martín Alvarado quien ofreció clásicos y obras propias acompañado por su propia guitarra.
A continuación, se presentó un trío que lleva años de trayectoria en los escenarios: La Viaraza, integrado por la cantante Ana Munuce, el guitarrista Quique Lorenzi y la flautusta Adriana Fernández.
Continuando la línea de los consagrados del género, las cantantes Rosana Soler y Nora Roca realizaron sus presentaciones junto al pianista Víctor Volpe. Las damas jugaron de locales en Ingeniero White, que las cobijó durante años y las reciben siempre con notable afecto.
Otro dúo de consagrados que acompañó el anochecer en el puerto fue el integrado por Pablo Gibelli y Jorge Vignales.
El cierre musical estuvo dado por dos talentosísimos artistas de Río Cuarto: Mauricio Martínez (guitarrista y arreglador) y Lisette Grosso (bandoneonista y cantante), integrantes funsamentales del cuarteto Contramano Tango 4. Piezas clásicas en interpretaciones del siglo XXI con eximia destreza fueron más fuertes que el frío y retuvieron a la concurrencia hasta el cierre de la velada artística que cedió espacio a los bailarines en una milonga abierta al público liderada por Gustavo Rodríguez y Laura Borelli.
Durante la jornada se reconoció por su trayectoria al mencionado bailarín y a la reconocida cantante Nora Roca. En la segunda jornada, se hizo lo propio con Florentino “Tino” Diez, el coleccionista Carlos Benítez y la bailarina María Rial.
El domingo, la actividad en el majestuoso escenario montado en la ventana al mar, inició pasados unos minutos de las cuatro de la tarde.
El Ballet Amigos por el tango dirigido por María Rial y Jesús Infante fue el encargado de romper el hielo en una tarde que se presentaba ventosa pero agradable.
Continuando con la intención de mostrar a los interesantes artistas de academia que se forman en la ciudad, las alumnas del Conservatorio Juliana Silva y Aldana Arribas interpretaron piezas como solistas e hicieron lo propio en formación de dúo Luján Hernández y Julio Marino bajo el nombre de “Sopermi” y las hermanas Sofí y Lucía Pagella que incursionaron en tangos de principio de siglo con versiones renovadas, tangos de la época dorada y obras de compositores contemporáneos, como así también adaptaciones de otros géneros al 2x4.
Otra novedad en el escenario fue la conjunción de lengua de señas ofrecida por el coro “Manos danzantes” dirigido por Tamara Robin acompañando interpretaciones de la cantante Paulina Salinas; además de disfrutar del espectáculo, la participación abrió un espacio de reflexión e inclusión aplaudida fervorosamente por el público.
El talento al piano llegó de la mano del concertista Fernando Balestra quien ofreció piezas de Piazzolla, Di Sarli y clásicos valses criollos versionados con arreglos propios y una perfección técnica admirable.
Seguidamente, fue el turno del cantor criollo, Alfredo Romero “Romerito” conjugó la canción criolla con el repertorio ciudadano y alguna obra propia como la que escribió en homenaje a Lionel Messi y obtuvo aplausos espontáneos de los presentes interrumpiendo la interpretación.
El escenario pareció pequeño cuando fue el turno del Coro Santa Cecilia Dirigido por Hugo Mazzucco, agrupación multitudinaria con 18 años de trayectoria que conjuga diferentes géneros nacionales, destacándose en canciones populares.
La danza no estuvo ausente en la jornada de cierre de Puerto Tango, Gustavo Rodríguez y Laura Borelli y Beckÿ Navarro junto a Lucas Robañera fueron el recreo visual de los presentes; con destreza, elegancia y buen gusto, ambas parejas mostraron sus mayores virtudes.
La lista de cantantes solistas continuó diversificando la propuesta, Cristina Marinissen, cantante con gran camino recorrido en los escenarios de la ciudad, ofreció clásicos del género con voz admirable y su energía característica.
Lo propio hizo Homero Bimbo, regresando al género que lo vio nacer como artista, interpretó obras clásicas con las versiones atípicas que le permite su increíble ductilidad vocal.
La pequeña Mili Sayen de once años, enamoró a los presentes con tangos viscerales y emotivas interpretaciones que arrancaron aplausos de pie.
La voz de la experiencia y el buen decir se hicieron presentes con Osvaldo Rojas, que a sus 85 años conserva la vitalidad y elegancia de los treinta. Fue acompañado en guitarra por Quique Lorenzi.
Un hecho inédito en los festivales de tango fue el preludio del cierre: un stand up tanguero a cargo de la genial artista Flavia Majluf incorporó humor y distensión a un anochecer en que empezaba a sentirse el frío.
Finalmente, para coronar un mensaje que tácitamente acompañó el diseño de Puerto Tango en toda su programación, el trío Muñecas Bravas integrado por Patricia Malanca, Gaby La voz sensual del Tango y Valentina Etchebest en esta ocasión, acompañadas por Gisela Grégori al piano, dio cátedra de deconstrucción en un género históricamente juzgado por el rol otorgado a la mujer. Obras clásicas utilizadas para ejemplificar un tango que pasó y otras nuevas, muchas de autoría de las propias intérpretes como “Las tres bravas”, “India de tango” u “Otra chica muerta”, y otras de autores contemporáneos como Ugo Ceria-Blas Rivera o Verónica Bellini mostraron fuerza arrolladora con la que pisan hoy las mujeres en el género.
El Festival Puerto Tango y toda la actividad cultural desarrollada durante el año en el paseo portuario, posicionan a Ingeriero White como un faro cultural para Bahía Blanca y la región.
Comentarios
Publicar un comentario