OSVALDO ROJAS en los Dos Museos

El ciclo BAHÍA NO OLVIDA, en el marco de la Programación 2019 que se desarrolla en el Salón de Usos Múltiples del M.A.C. presenta "CHAMUYANDO TANGOS", serie de dos presentaciones a llevarse a cabo los días martes 29 y jueves 31 de octubre, a las 20:30 hs, en Sarmiento 450.
OSVALDO ROJAS es, a no dudarlo, un eslabón fundamental en la historia del tango de Bahía Blanca. Cantante que ha sido y sigue siendo referente ineludible; un orgullo para nuestra cultura popular. Artista fino, sensible, que además de sus dotes técnicas hace gala de gran calidad interpretativa y cuidada selección de repertorio. Desde hace dos años, se presenta acompañado por Quique Lorenzi en guitarra.

Osvaldo Rojas nació en Rosario, provincia de Santa Fe y allí hizo sus primeras armas con el tango en la Orquesta de Julio Conti. Trasladado a la Base Naval Puerto Belgrano para realizar el servicio militar, se aquerenció con Bahía Blanca y jamás la abandonó. Participó inicialmente de la orquesta Típica Buenos Aires de Punta Alta dirigida por el Sub-Oficial Roberto Morel y luego con la Típica Martínez-Meloni (donde el querido “Gallego” Martínez oficiaba de bandoneonista, director y arreglador). Más tarde llegaría a las formaciones de Mario Grossi y Lucio Passarelli, y sería acompañado por Volpe y las guitarras “Bahía Trío” y “El Cuerdazo”.
Rojas fue compañero de escenario de Roberto Achával, cuando éste aún era conocido como Cacho Randall y se desempeñaba en la orquesta de Luis Bonnat como violinista. El primer encuentro sucedió en los tradicionales carnavales que se realizaban en el Salón de los Deportes. La noche forjó entre ellos una sincera relación que se prolongó hasta la llegada de “Cacho” a Buenos Aires donde compartieron noches de trabajo y bohemia en ocasiones que Rojas visitaba como invitado los boliches de tango porteños.
Osvaldo no sólo se dedicó a cantar sino que ofició de productor de espectáculos tangueros desde su peña “Mi Botica” (Darregueira y Av. Colón) donde los cantores de Buenos Aires que recalaban en la ciudad tenían cita incondicional.

Rojas sumerge al oyente en un repertorio poco “fatigado” donde las imágenes trasladan a un territorio en el que el aroma de glicinas y malvones y un cielo nocturno poblado de estrellas invaden el barrio del recuerdo, transido de melancolía. Paul Gaughin, el gran pintor del post impresionismo francés decía metafóricamente: "Cierro los ojos para ver". Así puede escucharse a Rojas y ser transportado a un tiempo adolescente, romántico y dulzón. Su voz no es especialmente caudalosa, su canto es espontáneo y sin adornos, con la única pretensión de comunicar los sentimientos más entrañables. Osvaldo supo crear y perfeccionar un estilo sobrio e intimista, muy personal engalanado por su gran prestancia frente al micrófono: esbelto, respetuoso y elegante.

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