Reabre el Salón de Arte Mario Iaquinandi en las XV edición de las Jornadas Gardelianas
El sábado 29 de junio, a las 21.30 en el auditorio Cr. Mario Vidal (Moreno 219), será la reapertura del Salón de Arte Mario Iaquinandi, en el marco de las XV edición de las Jornadas Gardelianas, con la participación de los bailarines Enrique Bodini y Noralí Polanco; el cantor de tangos Dany Rojas; intermedio con Guillermo Aberastury y Sonia Tomassini; las voces de Andrea Guerras y Alejandro Ferrario, y un fragmento de la obra teatral Se lo Juro, Señor, escrita y dirigida por Guido Christensen y protagonizada por Mónica Robert, Gabriel Rodríguez y Leandro Vilas. También habrá una exposición de fotografías de Gustavo Kin. Entrada libre y gratuita.
La tarea del Salón de Arte Mario Iaquinandi, caso único en el país donde un grupo de amigos mantienen viva la vida y la obra de un artista, fomentando además la cultura de una ciudad.
Este Salón vio la luz el 31 de agosto de 1990, cumpliendo así el último deseo del poeta y compositor bahiense Mario Ianquinandi, quien cerrara sus ojos poco tiempo antes. Su afán era crear un espacio que aglutinara la expresión artística de escritores que tuvieran allí un territorio para hacer conocer la riqueza en palabras, de sus textos.
Sus amigos encabezados por los incansables Mariel Estrada y Antonio Germani tomaron la posta de este sueño y formaron entonces un lugar que alberga desde hace 30 años a poetas, músicos, bailarines, actores y artistas plásticos que dan forma mensualmente a un espectáculo coronado por la fiel concurrencia de un público masivo que colma el auditorio del Consejo Profesional de Ciencias Económicas, en Moreno 219, los últimos sábados de cada mes, de abril a noviembre. En sus albores, el Salón funcionó en la trastienda de la librería “Pampa-Mar” y luego lo hizo por dos años en el Salón Rosa del Hotel Muñiz, hasta recalar finalmente en el cálido albergue de la actualidad.
La reconocida locutora Mariel Estrada asegura que Iaquinandi fue su hermano de la vida: “Siempre digo que Mario Iaquinandi me dio en cinco meses lo que cantidad de gente no supo ofrecerme en años, porque a través de nuestra amistad se fogoneó el proyecto que luego se convertiría en el salón. Alcanzó, una tarde, a contarnos su anhelo de armar un café literario en donde se aglutinaran varias artes junto con la literatura, y que recorriera espacios públicos de Bahía Blanca. Me indicó que, en ese proyecto, yo sería su heredera, con el apoyo incondicional de Antonio. Tamaña responsabilidad…”.
La tarea del Salón de Arte Mario Iaquinandi, caso único en el país donde un grupo de amigos mantienen viva la vida y la obra de un artista, fomentando además la cultura de una ciudad.
Este Salón vio la luz el 31 de agosto de 1990, cumpliendo así el último deseo del poeta y compositor bahiense Mario Ianquinandi, quien cerrara sus ojos poco tiempo antes. Su afán era crear un espacio que aglutinara la expresión artística de escritores que tuvieran allí un territorio para hacer conocer la riqueza en palabras, de sus textos.
Sus amigos encabezados por los incansables Mariel Estrada y Antonio Germani tomaron la posta de este sueño y formaron entonces un lugar que alberga desde hace 30 años a poetas, músicos, bailarines, actores y artistas plásticos que dan forma mensualmente a un espectáculo coronado por la fiel concurrencia de un público masivo que colma el auditorio del Consejo Profesional de Ciencias Económicas, en Moreno 219, los últimos sábados de cada mes, de abril a noviembre. En sus albores, el Salón funcionó en la trastienda de la librería “Pampa-Mar” y luego lo hizo por dos años en el Salón Rosa del Hotel Muñiz, hasta recalar finalmente en el cálido albergue de la actualidad.
La reconocida locutora Mariel Estrada asegura que Iaquinandi fue su hermano de la vida: “Siempre digo que Mario Iaquinandi me dio en cinco meses lo que cantidad de gente no supo ofrecerme en años, porque a través de nuestra amistad se fogoneó el proyecto que luego se convertiría en el salón. Alcanzó, una tarde, a contarnos su anhelo de armar un café literario en donde se aglutinaran varias artes junto con la literatura, y que recorriera espacios públicos de Bahía Blanca. Me indicó que, en ese proyecto, yo sería su heredera, con el apoyo incondicional de Antonio. Tamaña responsabilidad…”.
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